El mito de John Wick: La evolución de un género
Angel D. Becerra Juárez
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En años recientes la nostalgia por la década de los 80 ha marcado tendencia; El cine, la música e incluso la moda, se han visto inundados por este sentimiento de añoranza hacia al pasado, y no es para menos. Fue esta época la que trajo consigo iconos culturares tan relevantes como Michael Jackson, y vio crecer franquicias como Star Wars y Ghost Busters, asi como el nacimiento de un medio completamente nuevo como lo fueron los videojuegos. Bondades aparte, esta década fue seguida por años igual de importantes, pero menos elogiados; desde la rebeldía de los 90, hasta el pequeño tropiezo que supuso el nuevo milenio, la cultura popular se ha ido renovando al mismo tiempo que contribuye en agrandar el imaginario colectivo.
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Entonces ¿Que sucede con nuestra generación? ¿Acaso nos hemos limitado a realizar homenajes y remembranzas? Lo cierto es que no. En mayor o menor medida, nuestra generación a construido su propia identidad y ha creado a sus propios iconos, iconos como John Wick. Este es un personaje creado por Derek Kolstad, el cual protagoniza la saga de películas del mismo nombre dirigidas por Chad Sathelski. Con dos entregas en su haber, la primera en 2014 y la segunda en 2017, la saga "del hombre de la bolsa" cuenta, a mi parecer, con dos de los mejores filmes de acción realizados en los últimos años. Ambas películas son indiscutiblemente mejores que la media de su género, por lo que no tendría sentido describir lo evidente. Así que en un intento de análisis, hablemos de lo que ambos largometrajes dicen de nuestra generación y la evolución de su género.
Superficialmente ambas cintas tienen muchos elementos de la melosa acción ochentera. John, por ejemplo, comprarte características con el héroe estoico e invencible, ya que derrota hordas de enemigos con extremada facilidad. Pero, a diferencia de los personajes que interpretaron Stallone o Schwarzenegger, el de Keanu Reves se deteriora con forme la batalla avanza. Cada golpe merma su salud, y aunque en el fondo no exista la posibilidad de ser derrotado, el daño que recibe dificulta cada vez más el enfrentamiento. Otro cambio significativo es la apariencia del propio héroe, que dejo de ser corpulento y usar indumentaria militar, para apostar por un aspecto atlético y elegante, el cual es muy parecido al presentado en cualquier película de James Bond.
Otro aspecto en el que destaca la película, son sus secuencias de acción, las cuales conservan la ultra violencia, y lo mezclan con coreografías bien logradas. Estas últimas resultan de la fusión entre los tiroteos de películas bélicas y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo del cine asiático. Lo que nos da como resultado escenas muy fluidas y a la vez brutales, que dan la sensación de pertenecer a un anime de acción muy refinado.
Pero los cambios a la formula no se limitan al aspecto visual, narrativamente el planteamiento es más complejo. Las situaciones en las que se ve envuelta el protagonista se encuentran rodeadas por un aura de misterio; con sociedades secretas, reglas de asesinos y relaciones territoriales, la historia de John Wick opta por la ambigüedad, al mostrarnos un mundo complejo pero que pocas veces se explica a profundidad. Esta dinámica se aprecia en la primera parte y se refuerza en la secuela aumentando la escala del conflicto.
En general John Wick es una muestra del mestizaje cultural que existe el cine. Una prueba de que las líneas entre géneros cada vez son más tenues, y que el resultado de esto es, en muchos sentidos, igual o superior a los logrados en el pasado. El contenido existe, por lo cual nuestra única obligación como espectadores es darle una oportunidad a obras como esta, de formar parte de aquéllas películas que ya se han ganado un lugar en la cultura popular.
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